jueves, 9 de febrero de 2017

Miradas II + descripciones y abrazos

En los comentarios a este posteo escriban qué les pasó en el marco del ejercicio de observar y ser observados por el otro, de tener que describir y ser descriptos por el otro. Cuenten qué les pasó durante el ejercicio, en el momento del abrazo y más tarde, al leer lo que el otro descubrió o inventó respecto de ustedes.


Y al margen de la consigna, aunque todo tiene que ver con todo, les dejamos un ilustrativo video protagonizado por Feinmann "El Bueno", como un aporte adicional al tema de la mirada del otro, incluida la famosa frase de Sartre: "Somos lo que hacemos con lo que los demás hacen de nosotros".

Recuerden que para la próxima clase, el martes 14, deben traer leído el texto de Michael Henry publicado en los apuntes y VENIR A CLASE DISFRAZADOS. (...)
(Estas cosas nos van a hacer mala fama, denlo por seguro...)


10 comentarios:

  1. En primer lugar, y de modo general, decir que fue una experiencia extraña, poco habitual. Habia algo de incertidumbre en relación a qué dirá el otro de mi, y a la vez en qué puedo o tengo para decir del otro. En ese sentido creo que el juego de miradas revelaba esa incertidumbre e incomodidad.

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  2. Me di cuenta que el factor que me incomodaba era que no podía tener el control de la situación.. No estaba habilitada para condicionar su mirada ni para manipular su descripción, simplemente estaba expuesta, siendo observada por una persona que no me conocía y me estaba “escudriñado”, estudiando. Sentía que no podía esconder nada, me sentía juzgada, vulnerable.

    Fui capaz de sonreír cuando me di cuenta que yo estaba haciendo lo mismo, estaba concentrada tratando de crearle un perfil e imponerle una personalidad que no me di cuenta que estábamos los dos en la misma situación, recién ahí empecé a disfrutar del ejercicio y me pude relajar (al menos un poquito) .

    Al finalizar el ejercicio, después del abrazo, ya no era un desconocido más, era mi compañero. Compañero de clase y de experiencias, ya que los dos habíamos pasado por lo mismo. Obviamente lo primero que hice cuando me senté en el subte, fue leer su descripción, y simplemente me reí, si… me reí fuerte!!

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  3. Creo que el ejercicio fue una buena manera de experimentar un poco la noción del rostro expuesto y desnudo que plantea Lévinas. Y también que es la parte más inaccesible del cuerpo y la más vulnerable a la vez.
    Sentí un poco eso. Sobre todo que yo era el rostro vulnerable y el de mi compañera era inaccesible. Al tener que decir algo sobre ese rostro, se me complicó por dónde empezar o qué ver para formarme una imagen de esa persona en la cabeza que trascienda su rostro. O que sea expresada por éste.
    No sé si lo logré, o hice alguna predicción acertada. Primero, se me hizo inaccesible. Luego, pude relajarme y olvidarme de que las dos estábamos un poco midiéndonos y calculando, ya que era inevitable ver al menos cuántos renglones había escrito el otro. Ahí si pude decir algo más y usar mi mirada para accionar.
    También, pensando después, me resonó esta idea que plantea el texto sobre la responsabilidad respecto de ese otro, lo ético antes que lo estético. Y vi que sentí esa responsabilidad, si se quiere, en el hecho de que quise cuidar mucho mis palabras y llegar bien claro a lo que pensé, tratando de evitar malas interpretaciones.
    Fue un ejercicio interesante. Y más interesante aún fue leer lo que escribió mi compañera. No podía creer que mi rostro dijera todo eso. Algunas cosas no acertó, pero otras se acercaron mucho a cómo soy yo (o cómo quiero ser). Así que fue sorprendente y muy grato. Fue lindo leer esas palabras. Tal vez por esa necesidad de que a uno lo reconozcan, o ese regocijo de que te observen de verdad y puedan empatizar con vos, verte más detenidamente y encontrarte.

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  4. Buenas. Sin dudas que éste ejercicio fue más extraño que el anterior. Pero hay como cierto hilo conductor con respecto al anterior y creo que va por el lado de las identidades y creo que estamos tratando de reconocernos nosotros mismos tratando de "adivinar" la identidad del otro.

    Mas allá de la actividad en sí que fue el resultado de las percepciones sensoriales y un poco de chamuyo criollo me sentí inquieto más por saber que ponían de mi y no podía concentrarme en describir a mi compañero. (Este tipo de actividades no son buenas para tipos ansiosos como yo jaja).

    El abrazo fue eso, simplemente un abrazo. Y en la lectura de lo que el compañero eligió me sentí relativamente identificado, se podría decir que le pegó.

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  5. Impresiones acerca de la experiencia:
    A) Que no hacía falta para lograr una descripción precisa mirar constantemente como esforzándose hasta descubrir “algo” o alcanzar una mirada total que abarque todos los detalles de la persona. Sino que b) bastaba mirar una vez y luego concentrarse en la escritura, para que las impresiones de la otra persona afloren en una descripción. Y que entonces c) al no tener que estar mirando a la otra persona, sino recordando como era, se es más fácil estar siendo observado. Hasta que d) por más que ya sabías que te estaban mirando igual ahora “sentis” que te están mirando, entonces viene cierta incomodidad. e) Que cuando viene esa incomodidad casi todos o nos tocamos la cara o nos acomodamos el pelo, y que porqué será ¿no?. Luego f) sentirse traicionado por un profesor que no dijo a priori que la descripción del otro iría a parar a sus manos, y entonces qué vergüenza lo que habré puesto. G) Que la descripción que me devolvieron estuvo buena, y que aquello de mí que más llamó la atención de la otra persona es algo que yo casi nunca tengo en cuenta.
    H) que el abrazo estuvo bueno,y que hay que abrazarse más.

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  6. Hola,
    Por mi parte, solo pude participar de la mitad de la actividad. Debo reconocer que me fui a casa pensativa, especulando como podría haber continuado la historia. Me paso en la descripción de mi compañera, que lo que podía escribir de ella, eran inferencias de su aspecto, de quizá como se sentaba, como lucia, más no porque la haya siquiera escuchado hablar. Debo reconocer que a su vez me inquietaba mucho saber que escribía de mi, quizá porque me da miedo reflejar cosas negativas y que piensen mal. Ella merecía una mejor descripción, pero yo sinceramente estaba pensando en un no perder mi ultimo tren a casa. Fui muy egoísta!.
    Mis compañeros después me pudieron contar cómo finalizó la actividad y me dio ganas de abrazarla porque me imaginé el momento en que todos se abrazaban y la imagine sola!!. Por mi parte nunca he tenido problemas para ser demostrativa a través del contacto físico con las personas, por el contrario me parece hermoso poder reconocer al otro mediante un gesto emocional y corporal. (entiéndase abrazos, caricias, apretón de manos).
    :)

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  7. El ejercicio me gustó porque nos pone en un lugar de pensar "qué está pensando el otro de mí" y a la vez, la otra persona está en el mismo lugar. Mirar a los ojos a alguien no siempre es cómodo y, en mi caso, generó un poco de risas. El abrazo fue acertado dado que permitió darle un cierre a esa situación que tal vez fue un poco incómoda por momentos y reconocer qué habíamos intentado describir al otro de la mejor manera. La compañera que me describió uso palabras que en general dicen de mí cuando me ven, lo cual me dio risa. En fin, es divertido intentar describir a otro y ver qué tanto dicen nuestros gestos y nuestra mirada a los demás.

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  8. Estuvo buena la actividad. Al principio sentí un poco de vergüenza por tener que mirar tan fijo y de cerca a la otra persona (al igual que en el ejercicio de la clase anterior) y también curiosidad por saber que estaba escribiendo sobre mí. Con respecto a esto último, estoy pensando en sacarme la barba tal vez porque me dio 3 años más de lo que tengo jaja. El abrazo final fue una buena forma de cerrar la actividad.

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  9. Me divierten mucho estos ejercicios! Nos sacan del encasillamiento en el que nos metemos a diario. En mi caso opté por imaginar un poco acerca de lo que veía a simple vista de mi compañero: su aspecto, su vestimenta, su cara, su mochila. Dejé volar un poco la imaginación con lo poco que podía saber de él a través de lo que veía. Pese a que capaz era incómodo escribir sobre alguien que no conociamos, había cierta complicidad porque al fin y al cabo los dos teníamos que hacer lo mismo.
    Me fui ansiosa queriendo leer lo que había puesto sobre mi... y me sorprendí porque le pegó bastante. Tan predictiva soy? Espero haberle pegado con algo como él conmigo. A veces uno se siente ansioso, y creo que eso es lo que experimentamos acá, por querer tener el control todo el tiempo, y saber lo que los demás piensan de nosotros. Con este ejercicio cumplimos un doble rol (como con el anterior): el de observar y al mismo tiempo ser observados.

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  10. Este ejercicio me generó un poco de ansiedad porque mi compañera sólo me miró una vez y comenzó a escribir, como si ya me conociera. Me distraje pensando, ¿cómo es que escribe tanto de mi si no me conoce?. Escribía, tachaba, volvía a escribir y volvía a tachar, y eso que yo no podía controlar, su visión sobre mi misma, su mirada aunque no me estuviera viendo, era lo que me generaba ansiedad. Creo que pude haberla ojeado de como la miraba, pero me llamaba la atención su tranquilidad, parecía que estaba en su mundo, parecía no incomodarle la situación, y pensé: que extraño!, porque de ante mano me había confesado que no se sentía para nada cómoda con estos ejercicios y por el contrario, yo le dije que a mi me encantaban. En fin, creo que con sólo mirarme me sacó la ficha al instante porque fue muy acertado lo que escribió sobre mi. Por último, el abrazo, fue un lindo gesto para cerrar con la actividad, muy humano.

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