martes, 7 de febrero de 2017

Miradas



Como nota al margen: una vieja publicidad...

En los comentarios a este posteo, cuenten cómo vivieron el ejercicio de la clase de hoy.

El texto para leer para la semana que viene: Alain Finkielkraut, La sabiduría del amor.

13 comentarios:

  1. El ejercicio me gustó mucho. La idea de concentrarse en uno, cerrar los ojos, escuchar, sentir no es de lo más habitual. Al abrir los ojos, encontramos miradas con una compañera. La primera reacción fue una risa cómplice. La segunda fue mirarnos fijo a los ojos. La tercera fue mirar el resto de su cara, su peinado, su remera, su postura, etc. La cuarta fue modificar la posición en la que ambas nos encontrábamos para continuar mirándonos.

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  2. El ejercicio estuvo muy bueno! Me pareció que nos hizo concentrar en nuestro cuerpo, en nuestras sensaciones, las cuales vivimos dejando de lado. Vivimos a mil, corremos de acá para allá y dejamos pasar muchas cosas. Durante los primeros minutos me costó mucho relajarme en el silencio, la oscuridad, pero después la sensación fue de relajación, de tranquilidad, de sentir el cuerpo pesado.
    Cuando tuvimos que cruzar miradas con una compañera, primero hubo una sonrisa como vergonzosa de ambas partes. Luego, mi compañera creo que se sintió incómoda y no pudimos mantener la mirada más que por unos segundos, por lo que debí buscar otra. Con la segunda compañera, nos reimos también, pero mantuvimos unos minutos más la mirada entre ambas.

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  3. Muy interesante el ejercicio, similar a algunos que hice en clases de teatro. Al cerrar los ojos me relajé automaticamente (las luces apagadas ayudaron mucho), empece a sentir el remolino generado por el aire que revolvía el ventilador. Sentí como acariciaba mis pies, mis brazos, el pelo que me acariciaba la cara y no me importaba que me tapara los ojos porque no había nada para ver. Al abrir los ojos encontré otra mirada como la mía seria, casi sin parpadear luego el pelo en mi cara empezó a perturbar la conexión y busqué otro rostro en esta ocasión uno más risueño que me hizo cambiar mi propia expresión. Hubiera continuado el ejercicio por más tiempo necesitaba bajar unas revoluciones después de un largo día.

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  4. Hola! Personalmente me pareció muy interesante el ejercicio. Había hecho cosas similares antes, pero me costó relajarme, no podía olvidar que estaba en la Facu y pienso que tengo asociado ese lugar a otras prácticas. Pero eso fue sólo al principio... Después logré contactar, Sentí mis piernas muy relajadas y los brazos, y curiosamente el sonido del ventilador me ayudó, no me incomodó para nada. Después al mirar un compañero note la incomodidad que genera mirarse a los ojos, los dos nos reímos al principio pero después ambos pudimos sostenernos la mirada. Pude concentrarme, sentí que no había nada más que esos ojos en un momento, pero a diferencia de lo que me paso otras veces con este tipo de ejercicios, esa mirada la sentí impenetrable. Busque alguna sensación y la definiría como desafiante y ruda.
    La dinámica de vivencias lo que plantea el texto me encanto. Gracias!

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  5. Hola! A mi este tipo de ejercicios me gustan mucho. Hago teatro y en clase tenemos bastantes ejercicios similares a este y son muy interesantes. Primero, me interesa que desde la facultad podamos explorar cosas que tienen que ver más con el cuerpo y las sensaciones de uno. Y la conexión con el otro. A veces nos falta mucho de eso, vamos de una clase a otra y no nos parece importante establecer un vínculo. Cuando es algo muy interesante y, en mi experiencia, vale la pena. En cuanto al ejercicio en sí, me relajé muy rápido. Las luces apagadas, la música y el ventilador, me tranquilizaron mucho. Y pude concentrarme en bajar los decibeles y no pensar en nada. Cuando anunciaron que iban a prender la luz ya empece a perder un poco la concentración. Y cuando abrí los ojos, me costo encontrar un compañero que no estuviera mirando a nadie. Pero me entretuve viendo reacciones, que iban de risas, a caras serias, labios apretados, desvíos rápidos de la mirada. Cuando pude sostener la mirada con un compañero, trate de relajar mi cara y ver que la expresión que surgiera venga de la mirada y no de la cara que se supone que tenes que poner cuando miras a alguien. Pero no se si logramos alguna conexión más profunda superada la incomodidad inicial. Igualmente con este ejercicio siempre surgen cosas muy interesantes. Una reflexión posible sería lo increíblemente difícil que les resulta a las personas mantener una mirada luego de los segundos políticamente correctos. Algo que, se supone, no implica ninguna dificultad. Pero que tiene que ver con la profundidad que tienen los ojos y cómo a veces sentimos que quien nos ve tal vez vea demasiado.

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  6. Buenas tardes, creo que el ejercicio del martes estuvo bueno, no pude relajarme mucho porque la situación me resultaba extraña, y con respecto al momento de mirar a los ojos, la primer sensación que tuve fue de incomodidad, ya antes de siquiera levantar la cabeza. Al hacerlo, busque la mirada de una compañera conocida pero se ve que se raljo mucho porque seguía con la cabeza abajo, al girar la vista me choque, digo choque porque así lo sentí, con unos ojos celestes que me miraban con mucha firmeza, se me hizo muy difícil mantenerle la mirada pero me obligue a hacerlo y luego de un momento, cuando la incomodidad iba descendiendo, empece a sentir que entendía lo que me decía, es decir es como cuando un amigo te llama para contarte un problema y por la primer mirada ya sabes que tan grabe es, esa fue la sensación. Es muy volado todo esto, y tal vez sean conjeturas o proyecciones de uno mismo, pero fue muy interesante encontrar del otro lado algo mas que solo ojos.

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  7. Coincido con muchos de mis compañeros que comentaron lo difícil que es concentrarse y conectarse con uno mismo y luego, con el otro desde su mirada. Apaciguar la energía. Después del momento de relajación con los ojos cerrados, sintiendo los pies, el peso de las piernas y de las manos sobre todo, como el aire entraba y salía del cuerpo, estaba lo suficientemente tranquila como para encontrarme con la mirada de algún compañero/a. En un momento, cuando creo que perdimos el contacto, busqué otra mirada y pude ver lo lindo que era que estemos todos mirándonos, tranquilos, en silencio.
    Se dice mucho que "vivimos conectados", pero ¿con qué? ¿de qué manera? Me pasa mucho, cuando viajo en subte, colectivo o mismo en la calle, las miradas están en un punto lejano, ensimismadas. Estos espacios de cercanía nos predisponen de otra manera y me entusiasma que se generen estas dinámicas diferentes dentro de la facultad.

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  8. La propuesta me tomó por sorpresa, pero al instante celebre que traigan este tipo de ejercicios al aula para que la clase tome un giro más descontracturado y se pueda abarcar la teoría desde otro ángulo.
    Al principio me costó relajarme. No lograba desenchufarme del trabajo y de lo que tenía que hacer cuando salga, hasta que me concentré y me dije a mi misma “no desaproveches esta oportunidad”. Y la música fue fundamental para desconectar mis pensamientos y tratar de llevar mi mente a blanco. Me concentré en mi cuerpo, relaje el cuello porque sentía la cabeza pesada. Y esa misma pesadez fue recorriendo de a poco mi cuerpo hasta llegar a los pies. Al momento de prender las luces, conecté instantaneamente con otra compañera con la que estabamos muy cerca, y logramos sostener nuestras miradas hasta el final del ejercicio. Luego de unos segundos, la incomodidad se fue desvaneciendo y sus ojos comenzaron a transmitirme una sensacion como la que pasaba por mi cuerpo, de cansancio, pero con una profunda concentración. Estabamos tranquilas, serias, relajadas y contagiandonos el parpadeo. Nunca sonreimos, pero sentí la conexión a través de sus ojos cristalinos y húmedos, y pensé que quizás había tenido un mal día como yo, o quizás no. Pero ahí estábamos, dejando el mundo de lado por un rato y concentradas en sólo mirarnos.

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  9. Me gustó el ejercicio, no sé por qué, tal vez por el silencio o por la concentración o por el hecho de sentir que estabamos todos haciendo lo mismo, o por hacer algo distínto en la facultad... Me sentí bastante incómodo porque opté por mirar a una chica que estaba en frente, pero no estuve bien seguro de que ella me esté mirándo realmente. Traté de medir el ángulo de su visión para determinar si me estaba observando a mí o un cachito más al costado a mi compañero de la derecha.Me sentí un poco tonto por estar mirando a algien que tal vez ni me estaba mirando, o si, no lo sé... pero después perdió importancia porque al fin y al cabo todos estarían por ahí mirando a otro así que que importaba.
    Luego busqué otra miráda, haciendo fuerza por acaparar la de una chica con ojos grandes y mirada amplia que había más allá, pues con ella no cabría esa duda,pero de entrada supe que ella estaba demaciado compenerada mirando a quién estaba mirándo, así que seguí divagando. Al rato me topé con un flaco bastante macanudo de mirada con anteojos. Nuevamente vino la misma sensación de no saber si era correspondido en mi mirar, todo el tiempo sentí que "estaba haciendo algo mal" o que debía intentarlo de otro modo, que mirar era equivocado; finalmente no me importó y seguí mirándo al compañero de lentes hasta el fondo de su ser. "Tiene una mirada inteligente" determiné vaya a saber porqué, todo el tiempo tuve la casi certeza de que él estaba pensando en algo, en algo importante, tal vez pensaba en para que corno estabamos haciendo aquello y tratando de relacionarlo con algun texto o algo por el estílo.
    Bueno,eso es todo.

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  10. Uy, me acordé de algo ¿ alguien vo el documental sobre Marina Abramovic? The artist is present se llama.

    https://lalulula.tv/cine/no-ficcion/marina-abramovic-la-artista-esta-presente

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  11. Juan Cruz Ammirato10 de febrero de 2017, 6:32

    La verdad me gustó el ejercicio, pero me costó bastante relajarme al principio (y en todo momento) porque me resultaba raro hacer un ejercicio así en el ámbito facultativo. Luego en el momento de intercambiar miradas fue una sensación rara, de vergüenza y risa en los primeros momentos.

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  12. El ejercicio me gustó. Después de leer y escuchar las opiniones ajenas sobre el ejercicio puedo decir que a mi con la actividad no me paso nada. Pero no porque no haya hecho efecto en mi. Sino que yo siento que si, sentí la nada misma, senti el hecho de tener la mente en blanco y pasar a ser "solo un cuerpo". Digamos que fue más que una iluminación, fue un destello jaja. Ese momento de quietud y tranquilidad me hizo descargar la mala onda de todo el día laboral.

    Práctico y efectivo. Genial.

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