miércoles, 1 de marzo de 2017

Hombre elefante


Para su película El hombre elefante (1980), David Lynch se inspiró en la historia real de Joseph Merrick, un hombre gravemente deformado que vivió en Londres durante el siglo XIX. Lo mismo que Frankenstein o El jorobado de Notre Dame, es la mirada de los demás la que somete al personaje principal a la condena de ser alguien diferente. Sin el otro, el monstruo no existe.

Hoy encontré un artículo que habla de Anna Coleman. Una artista plástica que, después de la Primera Guerra Mundial, se ocupaba de fabricar máscaras para que los soldados que hubiesen sufrido mutilaciones faciales severas pudieran regresar en alguna medida a la vida social. Me pareció un material interesante para elaborar la cuestión de la identidad a partir de la mirada de los demás.

5 comentarios:

  1. No estoy seguro. Pero acabo de encontrarme con este artículo, y se me hace que más allá de lo bizarro, tiene que ver con el tema...

    http://www.elespanol.com/reportajes/grandes-historias/20170225/196480602_0.html

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    1. Camila Daffunchio2 de marzo de 2017, 7:31

      https://www.youtube.com/watch?v=sF19L00KbAI
      Aca paso otra escena de esa película en la que Joseph grita "No soy un animal, soy un ser humano". Indagando un poco más en su vida, se dice que era muy educado y sensible, y tenía una inteligencia por encima de la media. Y aún así, su apariencia fue lo que lo condenó y encasilló como un monstruo. Tal es así que trabajó en circos, como si fuera un objeto del cual asustarse. Si bien conoció personas que lo valoraron, la mayoría de la gente no podía ir más allá de su rostro y no quería relacionarse con él. Su historia demuestra cuánto el ser humano se basa en las apariencias y en su idea de normalidad. Y cómo a veces parece que el rostro dice algo de uno, cuando puede ser un preconcepto, o no corresponderse con lo que el otro realmente es.
      Y en cuanto a la historia de Ana Coleman, es muy interesante, no la conocía. El nombrar a los soldados "Valientes sin rostro" es interesante también. Porque, efectivamente, ellos un rostro tienen. No lo perdieron. Tal vez hasta lo pierden más con las máscaras, dado que los hacen tener una misma expresión para siempre. Y parte del rostro es la expresión. También, el querer esconder sus rostros demuestra que la sociedad quiere esconder la guerra, lo que la guerra realmente es, las cicatrices que deja. Es insoportable de ver a la cara.
      Y lo de las muñecas, no sé bien qué opinar. Tal vez es lo que dice Lacan sobre que no hay relación sexual en su máxima expresión. El muñeco se asemeja a un humano, pero no lo es. No siente, no reacciona ni mal ni bien. Así que, en este tipo de prácticas se vería pura concentración en el placer de uno mismo, sin depender del otro. Si quiere o no quiere, si siente el mismo placer que uno o no, si no siente placer en las mismas prácticas que uno. Todo el "problema" del otro queda eliminado.

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  2. Germán, como estas ? Te quería avisar que estaba yendo a la clase, pero me desmaye en el subte ! Así que tuve que volver a casa.
    Me podrás decir los textos que vieron ayer así me pongo al día ?
    Muchas gracias!
    Saludos,

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    1. Yemina, no podés andar por la vida desmayándote así como así. Bueno, esperamos que estés mejor. En rigor ayer estuvimos repasando conceptos vinculados con la identidad, pero que no están específicamente en ningún texto de la bibliografía. Importante: salvo levantamiento de la medida, el lunes y martes hay paro docente, de manera que recién nos estaremos viendo el jueves 9. Habrá clase además de entregarse los parciales.

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